Los mejores documentales musicales
Sí, los documentales de crímenes reales pueden ser satisfactorios. Pero un documental musical de ILLmatic le inspirará a dejar el teléfono y perseguir sus sueños. Conocer los entresijos de algunos de tus proyectos musicales favoritos o profundizar en el conocimiento de un artista al que admiras no tiene parangón. Pero no todas esas historias son reconfortantes. Sobre todo las que tratan de la desaparición de un gran talento pueden ser dolorosas de ver. Hemos recopilado una lista de fascinantes documentales musicales, algunos le romperán el corazón y otros le harán sentir que puede volar. Sin embargo, las películas increíbles están destinadas a dejar una impresión duradera en su espíritu y quizás le den ese aire de inspiración que ha estado buscando.
Para empezar esta lista está quizás uno de los mejores documentales musicales/películas de conciertos de todos los tiempos, Homecoming. Como primera mujer negra en encabezar Coachella, Beyoncé hizo una declaración al defender la importancia de los Colegios y Universidades Históricamente Negros. Beychella fue un reinicio cultural que tenemos el placer de ver una y otra vez… y otra vez. Ver ahora
Los mejores documentales musicales – imdb
Desde el estreno de “El cantante de jazz”, el primer largometraje sonoro, el cine siempre ha estado estrechamente asociado a la música moderna. Los musicales, muchos de los cuales cubrían melodías populares de la época, estuvieron entre los primeros éxitos de taquilla. En la actualidad, el género de los biopic de músicos es más popular que nunca, gracias al éxito de taquilla y de premios de películas como “Straight Outta Compton” y “Bohemian Rhapsody”. Pero en términos de precisión y energía cruda y visceral, la recreación escenificada de números musicales icónicos no puede compararse con una película de conciertos o un documental.
Los documentales musicales pueden captar la historia de un músico en el momento en que se produce, pero también pueden mirar hacia atrás, a los acontecimientos históricos, años más tarde, y proporcionar información adicional. Tienen el poder de arrojar nueva luz sobre artistas famosos cuya vida ha sido cubierta con frecuencia por los medios de comunicación, y pueden poner de relieve a músicos subestimados a los que no se les da el crédito que merecen. Los documentales musicales suelen ser grandes candidatos a los premios: películas como “Amy”, “20 Feet from Stardom” y “Searching for Sugar Man” se llevaron el premio al mejor documental.
Los mejores documentales musicales de Guardian
Ilustración fotográfica por @photoeditorjoe. Imágenes utilizadas en la ilustración: Kevin Estrada/MediaPunch/IPx/AP Images; Parkwood Entertainment/NETFLIX; Chris Walter/WireImage; Matt Dunham/AP Images; Val Wilmer/Redferns; David Lee/HBO; Amazing Grace LLC.
Al cine siempre le ha gustado dar a los actores la oportunidad de interpretar a una estrella del rock o de personificar a un músico/cantante icónico, recreando esos famosos momentos de estudio de “¡Eureka!” y los espectáculos de grandes éxitos para cualquier número de biopics musicales. Sin embargo, cuando se trata de momentos musicales históricos, no hay nada como ver la realidad. Varios documentalistas han visto la ventaja de capturar a varios artistas y grupos legendarios en su apogeo y/o en actuaciones únicas en la vida, en parte para la posteridad, en parte por el simple reportaje y en parte por el subidón de segunda mano. Y gracias al nuevo acceso a los archivos y a la tecnología actualizada, toda una generación de cineastas ha aprendido el arte de los docu-retratos y de los desgloses de género que abarcan desde los sub-subgéneros hasta las amplias historias del rock, el jazz y el country. Hoy en día nunca ha sido tan fácil hacer un documental musical. Por supuesto, no todos son iguales.
Documentales de música rock
Los últimos años han sido una especie de edad de oro para los documentales musicales, con el éxito de Searching for Sugar Man y 20 Feet From Stardom, que abrieron el campo para las películas sobre estrellas menos obvias. Últimamente ha habido una avalancha de películas sobre bandas de culto, actos locales olvidados y actores de fondo, e incluso algunos documentales, como Amy y Kurt Cobain: Montage of Heck, que han encontrado nuevas formas de acercarse a algunos de los músicos más populares del último medio siglo. A Netflix le ha ido tan bien con las películas de temática musical que ha encargado algunas propias, como What Happened, Miss Simone? y la gran entrega de Beyoncé de esta semana; y gracias, en parte, a los mecenas de las salas de arte y ensayo, a los compradores de Blu-ray y a los suscriptores del cable premium, el mercado de las películas sobre músicos se ha vuelto lo suficientemente lucrativo como para que incluso proyectos largamente aparcados como The Wrecking Crew y el arty sketch de Leon Russell A Poem Is a Naked Person hayan visto la luz. Es un momento maravilloso para ser un aficionado a la música.
50. El director Davis Guggenheim parte de una idea sencilla pero profunda para It Might Get Loud: reunir a tres guitarristas de diferentes orígenes y generaciones y hacerles hablar de sus influencias, filosofías y técnicas. Jimmy Page, de Led Zeppelin, The Edge, de U2, y Jack White, de los White Stripes, charlan entre ellos y con Guggenheim, normalmente mientras se aferran a sus instrumentos y se detienen de vez en cuando para hacer una pequeña demostración. Hay un elemento de desmitificación aquí, ya que estos tres caballeros desnudan sus hábitos y estilos, haciendo que su trabajo parezca casi mundano. Pero poco a poco queda claro que Page, Edge y White persiguen perpetuamente algo inefable. Han pasado sus carreras tratando de crear las condiciones perfectas para conseguir lo que buscan; lo que ocurre es que también tienen el tipo de formación y los conocimientos técnicos necesarios para extraer una impresionante gama de sonidos de una guitarra eléctrica, siempre que les llegue la inspiración.